jueves, 13 de enero de 2011

Rabbit Hole

SINOPSIS La historia sigue a un matrimonio que está tratando de superar la muerte de su hijo de cuatro años, fallecido en un accidente automovilístico. Adaptación a la gran pantalla de la novela 'Abaire', de David Lindsay, ganadora del Premio Pulitzer en categoría de drama.



TÍTULO ORIGINAL Rabbit Hole
DURACIÓN 91 min.
DIRECTOR John Cameron Mitchell
GUIÓN David Lindsay-Abaire (Novela: David Lindsay)
MÚSICA Anton Sanko
FOTOGRAFÍA Frank G. DeMarco
REPARTO Nicole Kidman, Aaron Eckhart, Dianne Wiest, Tammy Blanchard, Sandra Oh, Miles Teller, Giancarlo Esposito, Jon Tenney, Phoenix List









Una perdida que no tiene nombre

Existen determinados temas que son por demás complejos o difíciles de llevar a la pantalla grande. Y si nos ponemos detallistas, podría decir que uno de los temas mas complicados de mostrar, es como afronta una familia la muerte de un hijo, ya que es algo que va a rondar siempre por la sensiblería, y existe la gran posibilidad de llevar una historia fuerte apelando al golpe bajo. Y se encuentra también todo un mercado que apela a la sensiblería cursi con lo cual este es un tema con el cual se regodearían dentro de la sensiblería lacrimógena. Por poner un ejemplo simple de cursilería cinéfila, lo primero que se me ocurre como ejemplo,  es la muy aclamada “Philadelphia”, que le valió un Oscar a Tom Hanks personificando a una persona con SIDA echada de su trabajo por su condición de homosexual. Lo primero que me acuerdo de esa película, es la escena final larga, larguísima, mostrándolo cuando era un nene chiquito, con música lacrimógena, viendo como se mantenía alejado, distinto (música sensiblera in crescendo) para terminar de hacer largar de llorar a aquellos que aun no habían largado una lagrima ni se habían sonado los mocos. Eso me parece cursi e innecesario. Se me ocurre que para mostrar determinados temas que ya son difíciles de contar, no hace falta ponerse cursis y buscar lagrimas en el espectador, sino que ante un hecho complejo, siempre espero que se apele a la madurez del relato; cosas que no muchos pueden lograr. Y es en ese mismo momento donde se encuentra la perfecta diferenciación entre aquellos productores que quieren lucrar con un melodrama, y los directores que pretenden contar una historia adulta. Ejemplo de este tema contado con madurez y sin aflojar en la intensidad del relato pero con una sabiduría extrema, es la película del genial director italiano Nanni Moretti, “La habitación del hijo”. Durísimo relato sobre como una familia enfrenta de repente la muerte por accidente de un hijo adolescente. Excelentemente llevado y con una visión sin necesidad de golpes bajos. Muy inteligente.
Ante los primeros minutos de este relato, y viendo que la historia venia por el mismo lado, el hecho de cómo un matrimonio intenta sobrevivir ante la muerte de un hijo pequeño, el cual nunca aparece en escena, me vino inmediatamente el recuerdo de la película italiana, y a su vez, esperé todo el tiempo, con mis preconceptos a cuestas, el clásico derrape yanqui hacia el melodrama cursi. Y reconozco que tuve que tragarme todos mis preconceptos preestablecidos (Valga la redundancia redundante) porque ese golpe bajo innecesario no apareció jamás en todo el relato de la historia.
La presentación se centra en la relación del matrimonio entre Nicole Kidman (Becca, la cual es grato volver a ver en la pantalla sin ese exceso de botox que se la vio en sus últimas presentaciones cinéfilas) y Aaron Eckhart (Howie, actor cada vez mas asentado y en crecimiento constante), quienes intentar seguir adelante con sus vidas, intentando seguir viviendo cada uno, persiguiendo su propio infierno personal, pero que por falta de comunicación entre ellos, o a causa del dolor mismo, se enfrentan ante el deterioro de su matrimonio el cual ponen en un segundo plano. Becca intenta seguir adelante jugando al rol de mujer fuerte y que superó la situación, pero que busca una respuesta encontrándose a escondidas luego de un encuentro casual pero que ella misma buscó, con el joven que atropello a su hijo y teniendo charlas con él intentan cada uno poder sacar a la luz sus fantasmas, uno por la culpa del asesinato y la otra redimir su necesidad de hablar y poner en palabras su dolor. Howie a su vez, aferrándose al pasado, deja que Becca maneje los hilos del hogar borrando las huellas de su hijo de su casa (intentando regalar su ropa, quitando los dibujos de su casa, queriendo mudarse) pero él intenta aferrarse con pequeñas cosas al pasado (un video, los dibujos de su hijo) e intenta encontrar consuelo en una terapia grupal que se encuentran padres ante la misma situación. Esa falta de comunicación entre ambos y el hecho de no poder sobreponerse al dolor de una manera inmediata, hace que se distancien, pero no por falta de amor sino porque cada uno está encerrado en su propio dolor. Una historia bien contada, sin golpes bajos, con una nueva visión sobre algo muy difícil de contar y con unas actuaciones correctas pero no sobresalientes. Igual sigo pensando que la italiana de Moretti es para este tipo de historias, la más madura de todas, pero esta no le va en saga. Se deja ver. 

Puntuación: 6 Favitos.-

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