Sinopsis: En la Irlanda del Siglo 19 una mujer debe hacerse pasar por hombre para poder sobrevivir. Pero luego de varios años, se encuentra atrapada en la mentira de la cual ya no sabe, o no quiere, salir.
TITULO ORIGINAL: Albert Nobbs
GENERO: Drama.
DURACION: 113 Minutos
ORIGEN: Estados Unidos.
DIRECCION: Rodrigo García.
ACTORES: Glenn Close, Mia Wasikowska. Brendan Gleeson.
A mi no me engaña
¿No les pasa a veces que reconocen la existencia de determinadas películas, bandas, cantantes, actores o directores, a los cuales consideran de un gran talento pero que a ustedes no les mueve ni un pelo? Eso es exactamente lo que me pasa con Glen Close. Desde “Atracción Fatal”, es una mujer que luego de ese papel (esa mujer rayada, asesina de conejos quedó en la retina de todos), siempre la vi intentar hacer papeles difíciles y que reconozco que lo lograba, pero a mí no me causaba absolutamente nada. Es como mirar un lápiz. Cero emoción. Esta es mi sensación sobre ella, la cual espero no contagie el resto de la crítica que estoy realizando sobre esta película, por cuyo papel protagónico está nominada al Oscar como mejor actriz, y creo que esa fue la única causa por la cual me puse a verla, sino no me acercaba ni de casualidad a ver esta propuesta, solo por el simple hecho de que dicha actriz no me causa nada.
Vamos al grano. La historia nos ubica a finales de mil
ochocientos o primeros años del siglo veinte (no me quedó muy claro en qué
época está situada la historia, otro error mío). En un hotel muy de alcurnia,
en donde todo se rige bajo las más estrictas normas de conducta, dictadas por
una matrona entrada en años y carnes, con una actitud un tanto insoportable, quien
es dueña de dicho lugar y cuyos empleados a quienes regentea, tienen un
comportamiento servil casi de esclavos ante los clientes que allí concurren. En
dicho hospicio de alto linaje, queda muy bien marcado quienes son los ricos y
quienes los pobres. Así ubicados dentro de este contexto, encontramos a nuestra
protagonista interpretando a un mayordomo (hombre) de lo mas servicial, el cual
utiliza modos y formas por demás correctos y respetuosos, pendiente siempre
hasta el último detalle para contentar a los moradores. Iba a utilizar la
palabra señorial, pero esa palabra no es correcta, porque al instante,
cualquier espectador suspicaz, mirará la pantalla señalando con el brazo
extendido y al grito de: “¡Miren, es una mujer! ¿No se dan cuenta?”. Si la idea
era ocultar su condición de mujer. Conmigo no lo lograron.
Sigamos con el relato. Nos encontramos con un pintor que
llega al hotel a pintar un par de ambientes y tiene que pasar la noche en el lugar.
La matrona intolerante no encontrará mejor idea que decirle que se quede compartiendo
la habitación con nuestra protagonista. Aquellos observadores sagaces que
señalaron la pantalla por vez primera, se sentirán desesperados por volver a
hacerlo. De nuevo la misma falta de naturalidad en la caracterización. Pero
pasemos por alto este detalle, ya que más allá de tornar la trama en algo casi
chistoso por la falta de credibilidad de dichos personajes, con el correr de
los minutos se empiezan a suceder acontecimientos diversos, y es aquí donde
encontré la mayor falla. La falta de correlato entra las tramas. Son como mini
historias que no tienen un correlato parejo con la escena siguiente. De repente
el pintor se queda, un nuevo empleado llega; el poder compartir el secreto de
ser mujer es un nuevo cambio que se presenta como venturoso ante otra mujer
disfrazada como ella (cuarenta años ocultó su pasado y de un minuto al otro cuenta
todo; en fin…), el enamoramiento de dos personajes secundarios, la fiebre
tifoidea, el ahorro con miedo al robo y demás situaciones diversas que van
llevando con letargo al final de la historia. No sé cómo será el libro, pero es
indudable que llevado al cine, su mayor problema es la falta de fluidez. Y Glen
Close.
Puntuación: 4 Favitos.-
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