Sinopsis: Oskar Schell, un neoyorquino de once años descubre una llave entre las pertenencias de su padre fallecido durante el atentado a las Torres Gemelas. El descubrimiento desata una búsqueda urgente por toda la ciudad de la cerradura correspondiente. Ahora, mientras Oskar cruza los cinco distritos de Nueva York en busca de la cerradura perdida, encuentra una ecléctica colección de personas, todas sobrevivientes de una u otra forma, y comienza a descubrir vínculos insospechados con el padre que extraña, con la madre que parece estar tan lejos y con todo el ruidoso, peligroso y confuso mundo que lo rodea.
Título original: Extremely loud and incredibly close
Género: Drama
Duración: 128 minutos
Origen: Estados Unidos
Interpretes: Jeffrey Wright, John Goodman, Max Von Sydow, Sandra Bullock, Thomas Horn, Tom Hanks, Viola Davis
Director: Stephen Daldry
Guionista: Eric Roth
Director de fotografía: Chris Menges
Música: Alexandre Desplat
Montaje: Claire Simpson
Duración: 128 minutos
Origen: Estados Unidos
Interpretes: Jeffrey Wright, John Goodman, Max Von Sydow, Sandra Bullock, Thomas Horn, Tom Hanks, Viola Davis
Director: Stephen Daldry
Guionista: Eric Roth
Director de fotografía: Chris Menges
Música: Alexandre Desplat
Montaje: Claire Simpson
Nene, volvé a casa ya!
Era esperable y casi previsible la realización de una historia
de este estilo. Hagamos cuentas: El atentado a las torres gemelas fue en el año
dos mil uno, y esta película es del año pasado (2011), así que el eje donde
gira la historia, la muerte del padre del protagonista (un Tom Hanks que hace
este papel casi como sobrándolo, de taquito) se produce en el atentado
mencionado. A partir de ahí es donde empiezan a tenderse los hilos que giraran
sobre el dolor de un chico intentando encontrar razones a la muerte inesperada
de su padre. Si hubiera sido una muerte ante cualquier circunstancia alejada de
la mencionada, hubiera tenido otro sentido esta realización y tal vez le
hubieran dado un aspecto mejor a nivel cinéfilo; pero a mi gusto, lucrar con
ese morbo y generar estas situaciones en concepto de “homenaje” y todas las
pavadas que se quieran mencionar, me restan mucho al sentido general del film.
Un nene algo solitario, absolutamente compinche con su papá,
quien le propone juegos de análisis lógicos con búsquedas incluidas, y dejando
de lado en estos juegos a su madre (Sandra Bullock, intrascendente). Esta
simbiosis se ve cortada de repente cuando el padre muere en los atentados y a
partir de ahí empieza este chico absorto ante el dolor, a buscar formas de
conectarse con su progenitor ya fallecido. Entre las búsquedas materiales que
realiza en su casa intentando encontrar algo que lo acerque al recuerdo de su
familiar perdido, encuentra en el armario del dormitorio, una llave y una
anotación; objetos que el chico interpreta como un nuevo mensaje (o nuevo juego
de búsqueda) que lo volverá a conectar con su padre y su recuerdo. La madre a
todo esto, en un estado de “ida” ante la tragedia sucedida, parece no ocuparse
de su hijo que se encarga de descifrar el enigma y sale a recorrer New York a
pie, debido a sus fobias a los “inseguros” medios de transporte. Así que
veremos recorrer durante distintas horas del día durante un tiempo prolongado (¿De
noche no se preocupaba nadie por el chico?), quien es el nombre que se condice
con el papel encontrado y tratar de entender el significado de la llave. Hasta
acá le puse la mejor onda para intentar cautivar al lector, pero créanme, la
cursilería puede ser llevadera para corazones hambrientos de cursilería
lacrimógena, pero no impacta a otro tipo de espectadores. Así transcurren los
minutos sin sobresaltos, la trama es llevadera pero no atrapante.
La trama toma un poco de intensidad cuando aparece un
personaje anciano y mudo, al cual la abuela del niño, que vive enfrente de la
casa del pequeño, le alquila una habitación al misterioso viejito y le pide a
su nieto que jamás le hable ni intente contactarlo. Ante este obvio encuentro
que se da minutos más tarde, la historia tiene una vuelta de tuerca que la
torna amable al espectador, pero tampoco como para desesperarse de la emoción.
Edulcorada, cursi por varios momentos, con un final que no
se aleja de los estándares de este género, no me explico cómo esta liviandad
llegó a competir como mejor película en los Oscars, pero bueno, ahí está. Es
para ver en cable. Si sos de esos que tienen que ver todo antes de los premios,
fíjense que lejos que estuvo esta propuesta de otras como “The Artist” o
“Hugo”. Lo liviano ante lo grandioso quedó muy lejos.
Puntuación: 4 Favitos.-
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